sábado, 19 de noviembre de 2011

Psicomotricidad y aprendizaje


Un factor clave para una buena psicomotricidad de los niños, está en como van asumiendo el aprendizaje en cada una de sus etapas desde la infancia.

Cambios posturales

Tumbado, sentado, a gatas, de rodillas, de pie
La visión del mundo que le rodea de un niño tumbado notiene nada que ver con la de un niño sentado ni con la de un niñode pie. Si por alguna razón se prolonga de forma exagerada la posiciónde tumbado es evidente que la percepción que tiene el niño delentorno es muy pobre (si nos estiramos boca arriba en la cama podemos hacernosa la idea de las sensaciones y estímulos que llegan a un niñoen esta posición, si después nos sentamos observaremos el cambiocuantitativo y cualitativo de la información que nos proporciona el simplecambio postural)

Las adquisiciones motrices básicas como son sentarse y ponerse de pie tienen lugar siempre que el niño tenga un interés por explorar y ver que está pasando a su alrededor, si no pasa gran cosa su interés será menor, y por lo tanto estas adquisiciones se verán retrasadas.
Quiero destacar que es tan importante o más, saber sentarse o ponerse de pie, como aguantarse sentado o caminar. Los cambios de postura son básicos, tienen que descubrirlos y practicarlos, porque serán lo que les proporcione independencia. (No le será de mucha utilidad que sepa caminar pero no sepa levantarse del suelo solo si se cae, aquí está la importancia del orden en las adquisiciones motrices, el niño primero aprende a ponerse de pie y luego a caminar, si este orden se altera faltará un parte muy importante de reajustes posturales, coordinación, equilibrio...)

Desplazamiento autónomo

Volteo, rastreo, gateo, y marcha
Un punto de inflexión en la psicomotricidad del niñotiene lugar cuando descubre cómo desplazarse solo, como alcanzar aquelobjeto que le interesa. A partir de este momento deja de ser un espectador delentorno para pasar a formar parte activa de éste, manipulándolo,a veces más de lo que los papás quisieran, y descubriendo todassus posibilidades. Si esta independencia se ve coartada, el niño está perdiendoun tiempo precioso para experimentar con su cuerpo el entorno e incluso puedeperder el interés por el mismo ya que no puede acceder.

El desplazamiento autónomo vendrá condicionado por los aprendizajes anteriores, es decir, para que un niño rastree, gatee o camine, antes tiene que haber entrenado su musculatura a través de los cambios posturales, de tumbado a sentado y de sentado a gatas o de pie. Un retraso en dichas adquisiciones condiciona un retraso en el desplazamiento autónomo.
Si un niño es capaz de desplazarse de forma autónoma podrá llegar a aquel objeto que le interesa y explorarlo libremente, y si se le cae encontrará forma de recuperarlo, lo que implica una capacidad de planificación del movimiento.
Si por el contrario el niño no se desplaza de forma autónoma dependerá constantemente del adulto para que le proporcione objetos, esta vez será el adulto el que decida que le da y por tanto el niño consigue el objeto sin haber elaborado ningún aprendizaje cognitivo-motriz.

Prensión y manipulación

La prensión y la manipulación de los objetos también estará condicionada por las adquisiciones anteriores; si un niño no se aguanta bien sentado no puede usar sus manos para manipular un objeto porque las necesita para aguantarse en esta posición.
El entorno juega en la manipulación un papel clave, ya que es el que proporciona al niño los primeros objetos para explorar, mientras no se desplaza a buscarlos. Sino hay objetos, no hay manipulación, ni interés. La variedad de estos objetos que se ponen al alcance del niño condicionará también la habilidad manipulativa del niño; no es lo mismo coger con toda la mano que hacer una pinza entre el pulgar y el índice, esta última requiere un proceso de aprendizaje, a través de la manipulación de muchos objetos, que le lleve a poder mover de forma independiente los dedos de las manos (algo necesario para coger un lápiz y para aprender a escribir)
La mano se convertirá en el principal medio de aprendizaje y de desarrollo cognitivo.

Comunicación gestual y mímica facial

Es la primera forma de comunicación, mucho antes de que aparezca el lenguaje, por tanto, su base. El niño va aprendiendo a través de su interacción con las personas que le rodean a comunicarse y a hacerse entender.
Esto lo hace interpretando las reacciones que provoca en su entorno, si llora aprende que lo consuelan, y llega a utilizarlo como recurso para reclamar atención. Si sonríe desencadena la sonrisa y emoción del entorno, cuando quiera complacer y generar esta respuesta, sonreirá. De esta manera aprenden todo el lenguaje gestual y las expresiones faciales, a través de la imitación y de la interpretación de éstas que el entorno les proporciona.
La primera vez que un bebé sonríe no lo hace conscientemente, es a partir de la respuesta que genera esta sonrisa que aprende su significado y por tanto la repite (aprendizaje motriz = aprendizaje cognitivo)
Esta claro que si el entorno no favorece esta interacción, su capacidad de comunicación se ve mermada. En la comunicación gestual interviene además de la expresividad facial, la expresividad corporal, es decir el movimiento en si mismo, que, en éste caso, se utiliza para expresar una emoción: todos nos imaginamos un niño contento que sonríe y además salta o aletea con los brazos. Aquí vemos la dimensión expresiva y comunicativa que tiene la motricidad durante las etapas iniciales del desarrollo.
El objetivo final de la psicomotricidad es que el niño tenga conciencia de todo lo que puede hacer con su cuerpo y cuáles son sus límites, que desarrolle su propia imagen y la acepte de forma positiva.

Factores que condicionan la psicomotricidad

  • La afectividad: como hemos dicho anteriormente el niño no separa su cuerpo de sus sentimientos, todavía no sabe, por tanto pone todo su afecto cada vez que se mueve y actúa. Desarrolla todos sus actos con ilusión y se emociona cada vez que descubre algo por si mismo (todos hemos visto como nos enseñan orgullosos algo que han conseguido solitos) La forma de moverse, de jugar y de abordar el espacio que le rodea nos demuestra el grado de satisfacción del niño.
    Si recibe una recompensa del entorno por cada avance que hace se motivará para seguir intentándolo.
  • El placer sensorio-motriz: todo niño autónomo experimenta una satisfacción por haber conseguido ésta autonomía. El cuerpo en movimiento es una fuente de placer que el niño experimenta con cada nueva habilidad que descubre de si mismo. Esto es lo que mueve al niño a buscar otros retos para superar una y otra vez sus límites (subir y bajar escaleras, correr, saltar, caer, volteretas...) Al niño todo le atrae, todo es un nuevo reto, tiene a su alcance un gran mundo que le fascina y que quiere conquistar. Cada nuevo descubrimiento es recibido con ilusión y así lo retiene en el cerebro, realiza un aprendizaje.
Esta motivación del niño por superarse constantemente y ampliar sus límites corporales vendrá condicionada por el entorno que valorará, favorecerá y permitirá la necesidad motriz del niño, o por el contrario esta autonomía se puede convertir en un problema que lleva a reprimir la espontaneidad, la iniciativa, el deseo y la ilusión del niño, con el retraso psicomotor correspondiente.
El niño adquiere confianza y seguridad en si mismo sobre lo que sabe y puede hacer. La motricidad autónoma vivida está directamente relacionada con la formación de la autoestima del niño, que determinará la personalidad y el comportamiento de éste frente al entorno.
Estos factores son parte del ENTORNO, que rodea al niño durante sus primeros meses o años de vida y que puede afectar de muchas formas, en mayor o menor grado.

Podemos encontrar

  • Afectación de la iniciativa: la ilusión. Hay una pérdida del deseo, los niños no buscan nuevas formas de movimiento sino que acaban repitiendo los mismos esquemas motrices para no enfrentarse a nuevos. Pierden el interés por el entorno y nos cuesta que avancen en su desarrollo motriz y que disfruten del mismo. Presentan un retraso psicomotor moderado. La falta de estímulos del entorno les ha llevado a un retraso en las adquisiciones clave, como los cambios posturales y el desplazamiento autónomo, por lo tanto no han podido descubrir el placer del movimiento y de la autonomía. Necesitarán nuestra ayuda para descubrirlo, para volver a interesarse por interactuar con el mundo que le rodea y para conseguir autonomía.
  • Afectación emocional: encontraremos niños que tienen un exceso de inhibición de su motricidad, son niños que no han podido experimentar libremente sus ganas de moverse porque no se lo ha permitido su entorno, y no viven el movimiento de forma positiva o como fuente de placer, sino como algo ineludible. Incluso lo rechazan y desconfían de su capacidad motriz. Tienen un retraso psicomotor leve pero vemos que no disfrutan con el movimiento, son inseguros y tienen baja autoestima. Se suele decir que son niños "torpes", porque caen con facilidad y tienen dificultad en determinadas habilidades motrices cómo correr, saltar, trepar... Tendremos que ayudarles a conseguir esta seguridad en si mismos que les falta, para poder disfrutar del movimiento como sus compañeros.
  • Dificultad para mantener la atención: otros niños quedan atrapados en este placer sensorio-motriz y no desarrollan mecanismos de autocontrol, lo que se traducirá más adelante en dificultades de atención y problemas para llegar al juego simbólico. Niños que no han experimentado en su momento su motricidad y que cuando la descubren, al cambiar de un entorno pobre de estímulos a uno rico, se quedan saturados por el cambio y no son capaces de asimilar tanta información nueva. Se estancan entonces en esta explosión de movimiento y necesitaran ayuda para evolucionar hacia los procesos de desarrollo cognitivo posteriores que impliquen la capacidad de mantener la atención.
En cualquiera de estos casos está siempre presente una la psicomotricidad disarmónica que podemos ayudar a mejorar.
Toda intervención precoz que favorezca y complete esta evolución nos asegurará el aprendizaje armónico de todas las capacidades físicas y cognitivas.
Tenemos que confiar en la capacidad del niño para superar las diferentes etapas del desarrollo, pero también estar atentos
para darnos cuenta de cuándo necesita nuestra ayuda para avanzar y proporcionársela, antes de que condicione sus aprendizajes posteriores.

El objetivo de la estimulación psicomotriz es corregir los errores o vacíos de información que el niño puede haber ido acumulando en el desarrollo psicomotor de sus primeros meses o años de vida. Contra mas temprana es la intervención mejores resultados obtenemos, ya que la capacidad del sistema nervioso del niño para asimilar información nueva disminuye a medida que crece.

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